¿Por qué eres Psicóloga?
Esta es la pregunta que me ha hecho mucha gente en los últimos meses y
he intentado responderla de la mejor forma posible. Me permito compartir con
todos ustedes la reflexión que he dado al respecto.
A pesar de que a mucha gente, este les parece un trabajo lleno de
aspectos negativos, de momentos duros, "aguantando los problemas de los demás",
viendo situaciones complicadas... lo que mucha gente no sabe es que también te
llena de satisfacción, te hace sentir cosas bonitas pero sobre todo, en mi caso
al menos, me aporta algo único y especial.
Cuando decidí estudiar psicología, probablemente como la gran mayoría,
ingresé en la facultad con el típico mito de Freud y su diván, explorando lo
más traumático de la mente humana, saber cosas de las personas solo con
interpretar sus sueños, experiencias del pasado que generan traumas en el
presente,...Sin embargo nada más lejos de la realidad, me encontré con un sin
fin de opciones entre las que elegir. Mi elección fue clara en el momento que
tuve la suerte de hacer optativas y las prácticas de carrera. Realicé mi
prácticum con menores en acogimiento residencial; ¡Inolvidable la experiencia!
Sin dejar de lado muchos aspectos que se podrían abordar desde el enfoque
clínico, mi profesora, mi mentora, me enseñó que si somos capaces de ver más
allá de las dificultades de las personas encontraremos gente con
potencialidades y con recursos para salir adelante, no desde el trabajo de los
problemas y las dificultades, sino desde el fortalecimiento de las virtudes y
características positivas. Un antes y un después sucedió en aquel entonces.
Esta visión, este enfoque, es lo que a día de hoy practico y en lo que
creo firmemente, en lo que me he formado y lo que me guía en mi trabajo diario.
Soy psicóloga porque creo que las personas pueden ser felices aunque hayan
tenido dificultades en sus vidas, soy psicóloga porque creo que el cambio
siempre es posible, soy psicóloga porque me aferro a las potencialidades de la
gente, soy psicóloga porque confío en ser un apoyo, una guía en sus procesos
personales.
Me gusta lo que hago, y lo que hago es parte de lo que soy. Mi mayor
recompensa en este trabajo es saber que en algún momento, de alguna manera, he
contribuido a que alguien esté más cerca de su meta, más cerca de ser feliz.
Comentarios como los de S.M. (17 años) con quien trabajé hace unos ocho años y
recientemente coincidí en otro lugar y contexto "aún me
acuerdo de cosas que me dijiste y que me ayudaron mucho; en su momento no lo
hice pero hoy te doy las gracias". También C.R. (11 años) "solo pensar en venir hace que me ponga feliz, porque sé que voy
a hacer algo para mejorar". J.A. (23 años) "nos ayudaste muchísimo y fuiste siempre un apoyo, por eso te
quiero tanto".
Esta es la motivación, esto es lo que hago; no sé de mecánica, ni de
físioterapia, sé de psicología y puedo asegurar algo: Siempre intento hacerlo lo
mejor posible, poner todo lo que está en mi mano porque esa es mi manera,
porque eso es lo que soy: PSICÓLOGA de Convicción; y si es positiva, mucho
mejor.